Ensayo Periodístico - Johanna Cecotti Guglielmino


República de Honduras
Un país profundamente golpeado

La nación centroamericana no sólo es víctima, hace ya casi tres meses, de un gobierno ilegítimo que destituyó violentamente a José Manuel Zelaya Rosales. Desde su origen siempre fue, de una o múltiples formas, un país dependiente, situación que lo ha llevado a ser constantemente sacudido también por la pobreza, la carencia de un sistema sanitario adecuado y el analfabetismo.

Transcurría 1502 y Cristóbal Colón llegaba a América por cuarta vez. Ya había pisado tierra firme, pero quiso embarcarse nuevamente, esta vez hacia el Este, para explorar nuevos rumbos. En el transcurso del viaje, un fuerte temporal azotó su barco y, como se sabe, se salvó. Se dice que luego de la gran tormenta, el conquistador español exclamó: “¡Gracias a Dios que hemos salido de estas honduras!”, en alusión a la profundidad de la costa.
Esta es la versión más aceptada (aunque no tenga una base histórica o científica) de las muchas que circulan acerca del origen del nombre del país que hoy está atravesando una crisis institucional y política, tras el golpe de Estado ocurrido el 29 de junio pasado. Al mismo tiempo, puede tomarse como el principio de la historia de Honduras. O peor: como el comienzo de la terrible y triste historia de un pueblo abatido por tener gobernantes desalmados.

Honduras dependió de España (hasta 1821), luego de lo que alguna vez fue el Imperio mexicano (hasta 1823) y, desde fines del siglo XIX a la fecha, de los Estados Unidos. Empresas vinculadas a la extracción y explotación de recursos naturales fueron primero instaladas gracias a capitales norteamericanos. Después, llegaron United Fruit Company y Cuyamel Fruit Company, firmas frutícolas que hicieron de Honduras la “república bananera” por excelencia y que incidieron fuertemente en el destino económico del país. El gigante del Norte posee también allí, entre tantas otras cosas, bases militares, desde donde se han pergeñado numerosas invasiones.


Tradicionalmente, Honduras ha carecido de una política de desarrollo social concreta, situación que en el presente se puede comprender por sus elevados índices de pobreza y analfabetismo, como así también por la precariedad de su sistema sanitario. ¡Países desventurados y olvidados si los hay!
La vida de la mayoría no es feliz. Según el Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe de 2008 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el 68.9% de la población -la cual hoy llega casi a los siete millones y medio de habitantes-, no puede satisfacer sus necesidades básicas, es pobre. ¡Más de cinco millones de personas que no sabe qué comer, qué vestir! Más son los habitantes que no cuentan en sus viviendas (si es que la tienen) con los servicios de agua potable, sistema de cloacas y electricidad…
En lo que refiere a los derechos de salud y educación, la situación hondureña, es también alarmante. El sistema sanitario está saturado: hay un médico cada 1.015 habitantes. La mortalidad infantil es preocupante: de cada 100 niños que nacen, tres mueren antes de cumplir un año. Y, en lo que respecta a la educación, 8 de cada 100 personas que viven en la zona urbana, son analfabetas. No saben leer ni escribir, en pleno siglo XXI. En este contexto, no es difícil imaginar que son realmente pocos aquellos que terminan sus estudios primarios y secundarios. Y poquísimos serán entonces los que hoy tienen el derecho a acceder a una educación superior...
Números y porcentajes que dan cuenta de lo poco que les importó e importa a los gobernantes el bienestar de los ciudadanos y de las generaciones que vendrán.

Honduras está profundamente hundida en una crisis estructural, la cual no se modificará si los representantes del pueblo siguen privilegiando sus intereses personales y subordinándose a los mandatos de Estados Unidos, cediéndoles terreno en las decisiones políticas, militares y económicas. Tampoco cambiará si es que este país no se resuelve a generar, por su cuenta, políticas concretas que contribuyan a mejorar los sistemas de educación y salud, entre otros, y que sean un salvavidas para las cinco millones de personas que están sumergidas en la miseria, viviendo en condiciones inhumanas e inaceptables.
¿Cuándo llegará el momento en que Honduras elija dar vuelta la página y se decida a escribir una nueva historia, ésa que no sea otra que la de la libertad y la justicia?

Johanna Cecotti Guglielmino


Sitios web consultados:
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe 2008

Fundación para el Fomento y Desarrollo de Hispanoamérica (AdesH)

Wikipedia. La enciclopedia libre: Honduras


“Los orígenes del golpe de Estado en Honduras: la pobreza, la explotación, y el dominio imperialista”, por Rafael Azul.


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